Ni tantas banderas ni olvidos
Isabel Bohorquez
Gracias a El Memo de Mendoza por la confianza https://www.memo.com.ar/opinion/chiara-paez/
Chiara Páez, con apenas catorce años recién cumplidos, la noche del sábado 9 de mayo de 2015 se reunió con sus amigas para luego encontrarse con su novio Manuel Mansilla de diecisiete años. Llevaban unos ocho meses de noviazgo y ella estaba embarazada de ocho semanas.
La mamá de Chiara lo sabía y aprobaba el embarazo. El papá de Chiara se enteró de que iba a ser abuelo cuando Chiara ya había fallecido. Declaró que él mismo había sido papá a los dieciocho años y que siempre hubiera apoyado a su hija a seguir adelante con el embarazo. La familia de su novio Manuel por el contrario, no quería saber nada con el bebé.
Chiara le prometió a sus amigas que volvería antes de la 1.30 am. Al no regresar y como respondía los mensajes de celular de modo extraño, le llamaron al novio que respondió diciendo que ya no estaba con él. Las amigas se asustaron y se comunicaron con la mamá.
Comenzó a partir de allí una búsqueda desesperada que duró todo el domingo e involucró a la policía y a los vecinos del pueblo. Fueron trescientas personas buscando durante catorce horas hasta encontrar el cuerpo enterrado en el patio de la casa del novio, disimulado bajo unos hierros. Se creó el entonces único protocolo de búsqueda de la provinica de Santa Fe. Se emplearon perros que por primera vez, se usaron en un caso de estas características en el departamento de General López al que pertenece Rufino.
Recuerdan, quienes estuvieron directamente involucrados en la búsqueda que no tenían suficiente luminol para hacer las pericias y que los bomberos tuvieron que prestar las luces para poder trabajar donde encontraron el cuerpo. Toda una comunidad acongojada donde vecinos, policías y bomberos trabajaron llorando Y es que Rufino no estaba preparada para afrontar semejante circunstancia…
Sobre ese montículo de tierra en el patio de aquélla vivienda macabra, estaba enterrada Chiara muerta a golpes horas antes.
Actualmente, el asesinato tiene un solo condenado: el novio de Chiara y autor confeso, Manuel Mansilla, cuya sentencia de veintún años y seis meses fue dictada por el Juez Javier Prado (previamente por el Juez Adrian Godoy) y confirmada el 2 de marzo de 2018 por la Cámara de Apelaciones de Rosario. Manuel fue encontrado “penalmente responsable” en julio de 2016 pero la pena se estableció un año después, cuando en setiembre de 2017 el condenado alcanzó la mayoría de edad.
Un recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la defensa del joven invocó el hecho de que Manuel era menor de edad cuando asesinó a Chiara y por lo tanto la Corte Suprema de Santa Fe revisó la sentencia dictada por el Juez Prado y ordenó que la sentencia sea establecida por el Tribunal de Justicia de Menores, cuyo resultado fue una reducción a quince años de condena, basándose en el régimen juvenil penal vigente.
Un aspecto fundamental, a mi criterio, es que este joven es el único condenado, siendo que en la casa había cuatro adultos más: la madre y padrastro y los abuelos de Manuel, que además ese domingo mientras todos en el pueblo buscaban a Chiara, ellos comieron un asado indiferentes a la angustia generalizada. Las investigaciones y pericias arrojaron como evidencia que él solo no pudo perpetrar el crimen y enterrarla.
La madre de Manuel y su padrastro fueron liberados en agosto de ese mismo año tras una resolución del presidente la Cámara de Apelaciones de Venado Tuerto,Fernando Vidal. En una audiencia de apelación, el magistrado revocó así la resolución del 10 de junio por la cual el juez Eduardo Bianchini había impuesto la prisión preventiva a los dos adultos, que ya estaban detenidos al igual que el novio de la adolescente, único autor confeso del crimen. Ambos eran considerados por la fiscalía coautores del homicidio de Chiara y responsables de una práctica abortiva, algo a lo que el juez Bianchini había hecho lugar. Pero Vidal ordenó la inmediata libertad de los acusados, sin perjuicio de que Fiscalía pudiera continuar investigando el hecho. Los abuelos del joven, único imputado y a la postre condenado, ya habían recuperado la libertad horas después de ser detenidos. Todos los adultos, sin embargo, quedaron vinculados a la causa.
Para los familiares de Chiara, el femicida nunca pudo haber actuado solo, ni en el crimen, ni mucho menos en el ocultamiento del cuerpo[1].
Dos meses después del asesinato de Chiara -el 3 de junio de 2015- y en su nombre surgió la marcha de Ni una Menos. Invocando así parte de una de las poesías de Susana Chavez Castillo, también asesinada (el 6 de enero del 2011) a los 36 años por tres adolescentes, que luchaba por darle fin a todos los crímenes cometidos en Ciudad Juarez, México. La frase original decía: “Ni una mujer menos ni una muerta más”.[2]
Fue un impulso tremendo y multitudinario que alcanzó regiones más allá de la frontera argentina. El crimen de Chiara nos dolió en lo más profundo y los movimientos feministas lo volvieron parte de sus banderas.
Para mí lo más importante de Ni una Menos es que no olvidemos sus muertes y que en esa memoria encontremos sentidos que nos enseñen el camino de redención de una sociedad cada vez más violenta e hipócrita, más inmoral e individualista. Más corrupta y egoísta. Eso las mató, eso las mata a diario. A ellas y a ellos, sean niñas o niños o jóvenes o personas de cualquier edad…
Ciudad Juarez, cuna de la autora de la frase que hoy es bandera, ha revelado un circuito criminal favorecido por su situación de frontera que comete atrocidades como la trata de personas, la prostitución, el narcotráfico….eso atenta contra las vidas, todas las vidas. Y sí!, ya es tiempo de rebelarse contra la explotación y los abusos de quienes se enriquecen con un negocio vil y tortuoso que tiene a tantos niñas y niños, mujeres y hombres como víctimas y partícipes involuntarios de una red perversa y oculta por las propias autoridades y organizaciones que las sostienen.
Ni una Menos es la bandera de Susana Chavez que luchó porque en su ciudad no siguieran desapareciendo mujeres del modo atroz e impune en que ha ido sucediendo a través del tiempo y que nos recuerda que los asesinatos no deben ser tolerados en nuestra sociedad.
La causa de Susana Chavez, se entiende en un contexto muy específico: las mujeres que desaparecen, secuestran, explotan y asesinan son consideradas mercancía, no tienen otro valor que el de ser un elemento de intercambio en un negocio siniestro.
Hacernos eco de la fuerza de la frase de esta joven mexicana que fue asesinada, recordarla y honrarla más allá de las circunstancias, nos debería poner a distancia de cualquier diferencia. Humanizarnos. Igualarnos en la dignidad humana y en la empatía por el otro. Que nos importe la víctima de un asesinato. Todas las víctimas, sin distinción alguna.
Y así fue como una niña llamada Chiara Páez, en la tranquila ciudad de Rufino, en el sudoeste de la provincia de Santa Fe, enamorada de la persona equivocada, embarazada tan precozmente…con tanto por vivir y aprender… se convirtió en la llama que encendería un movimiento grandioso inspirado en la fuerza poética de una heroica joven mexicana.
No olvidemos a quienes han dado alma y sentido a Ni una Menos. No olvidemos sus nombres ni los motivos por los que las personas nos hicimos eco de tamaña injusticia. Son ellas el suelo sagrado donde se plantó la bandera.
A Susana Chavez la mató la corrupción y el delito organizado y consentido por las propias autoridades. Fue definido como un femicidio, como violencia de género y yo sinceramente creo que fue sencillamente un asesinato a sangre fría porque Susana exponía una situación que incomodaba a demasiados intereses. ¿Eso se puede categorizar como machismo? ¿Un crimen cometido desde la supremacía masculina y el desprecio por la mujer? Tengo mis dudas. Diría que fue un acto de perversa inmoralidad, donde los negocios y la codicia importan más que las vidas humanas.
A Chiara la mató la crueldad y el egoísmo de una familia que no quiso lidiar con una jovencita y un bebé no deseado por ellos. Si son ciertas las pericias y las sospechas de los padres de Chiara, Manuel no actuó solo y en complicidad y co-autoría con él, acabaron con dos vidas sin la más mínima misericordia. Es dificil imaginar una escena de tal inhumanidad.
Esa inhumanidad y esa ausencia de amor por el prójimo plantea el interrogante quizá más complejo para la sociedad: ¿cómo se castiga a quien asesina en esas circunstancias? ¿Qué se hace si quien comete el asesinato es menor de edad? ¿Cómo se afrontan las consecuencias de una decisión de castigo severo sin rasgarnos luego las vestiduras? ¿En qué nos convertimos como sociedad una vez que hemos condenado y castigado? ¿Hacia dónde miramos? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar con el debate y la construcción de una sociedad que no tolere los crímenes contra la vida?
Este debate, si lo damos no es responsabilidad exclusiva de los movimientos feministas sino de toda la sociedad.
Observando las marchas de hoy, cada vez más politizadas y con aspiraciones de recoger el guante de todo cuanto sea proclamable…veo banderas por el endeudamiento del FMI y la consigna de desendeudadas, en contra del poder judicial, a favor del aborto legal, reclamando por la ESI -ley de Educacion Sexual Integral- actualmente en vigencia, por los derechos de la comunidad LGTB, en contra de las politicas clasistas que llenan las cárceles de pobres y la lista sigue…
Yo pienso que cada 3 de junio no puede abarcar una agenda tan extensa y con aspiraciones de ser totalizadora, que pretenda la potestad de explicarlo y justificarlo todo sin olvidarse quizá de lo más importante: la inocente llama, una niña santafecina llamada Chiara Páez.
Y de sus padres que aún hoy la lloran.
[1] Fuentes periodísticas (se citan a modo de referencia):
[2] https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&ved=2ahUKEwi50tDG2Kj_AhX1rJUCHTYDBfgQFnoECDAQAQ&url=https%3A%2F%2Fwww.bbc.com%2Fmundo%2Fnoticias%2F2011%2F01%2F110112_mexico_juarez_susana_chavez_an&usg=AOvVaw2Z6pfvqvsh7V5wziCT9ZyC
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